martes, 15 de abril de 2008

Fotografías de una Ciudad Habitada.

Santiago, Chile

Miro hacia el horizonte en Santiago por primera vez, mi mirada va recorriendo sus anchas calles, el río que la cruza a la mitad, varios edificios y construcciones, todo es parte del escenario normal de una gran ciudad. Levantó la vista un poco más hacia sus confines y sonrío sorprendida. Tras toda esa escenografía citadina encuentro un cuadro en pasteles donde se ven unas montañas y un cielo azul plomo. Este imponente fondo se encuentra escondido tras una cortina de tul que le hace perder todo volumen y realidad. La ciudad está rodeada de pinturas, de fantasías que exaltan la fantasía de cualquiera. ¿Qué pasaría si caminara hacia allá? ¿Cruzaría esa cortina sólo para descubrir que ahora es la urbe la que pertenece al cuadro? O tal vez ¿me volvería parte de la pintura y dejaría atrás el mundo real?

Camino un momento por las calles de Santiago, bajo al subterráneo y en lo que llega mi tren comienzo a mirar los carteles. Me llama la atención uno que dice “Santiago en 100 palabras”. Me acercó más, al leerlo me doy cuenta que es una pequeña crónica de la vida cotidiana. El gobierno invita a la gente a apropiarse de la ciudad mediante breves escritos de lo que significa vivir en ella. Estos escritos son puestos a concurso y son publicados en carteles por todas partes. Me gustó mucho esta iniciativa, ya que permite ver la ciudad de otra manera. Es como tomar una lupa y escudriñar entre el bullicio, callar las voces y escuchar una sola. Significa poder entrar en una de las pequeñas historias que construyen la vida.

El jardín de Bellas Artes es un lugar lleno de vida. Mientras uno lo va recorriendo puede ver gente realizando todo tipo de manifestaciones en la calle. Se encuentran pintores, músicos, exhibiciones de arte marcial conviviendo con performances a pocos metros de distancia. Es un sitio que, como su nombre lo indica, favorece todo tipo de manifestaciones artísticas. El arte vivo camina por el parque y poco a poco lo desborda: no puede quedar contenido, entonces sale al exterior a buscar nuevos escenarios, nuevos públicos y más voces que se les unan. La población se apropia de espacios poco a poco y estas muestras artísticas inundan el centro, o algún otro jardín que se encuentre distraído. Me gusta cómo mientras recorro la ciudad, voy descubriendo hombres orquesta, escritores con poemas en mano, pintores, cantantes y hasta jugadores de fútbol apropiándose de ella, viviéndola, invadiendo sus rincones hasta hacerla más suya que antes.

Los cementerios son lugares que me llaman mucho la atención. Por medio de ellos se puede aprender mucho de la historia de alguna ciudad, de las tradiciones de las personas y hasta de la vida de aquellos que yacen durmientes bajo las lápidas. Recorrí el cementerio general de Santiago callada, con los ojos y oídos abiertos, tratando de evitar que mis propios pensamientos me alejaran de voces más sutiles. Caminé entre los pasillos sin estar segura de lo que iba a encontrar. Mis pasos me llevaron sin saberlo hacia una pared muy grande, toda compuesta por nichos vacíos. Sólo algunos pocos a la derecha ostentaban fotos y flores en memoria de aquellos que ya no están. Busco con la mirada algún indicativo de dónde estoy, pero las criptas no dicen nada. Cuando levanto la mirada un poco más, descubro el título de este homenaje: DETENIDOS DESAPARECIDOS. Un escalofrío recorre mi espalda. Tantos espacios, tanta incertidumbre. Me quedo parada frente al monumento un rato. No tengo palabras. Cuando por fin encuentro fuerzas para moverme y caminar, sigo por un pasillo que en pocos segundos me lleva a un monumento aún más impresionante. Una pared de mármol blanco tallada con cientos de nombres de los muertos por la dictadura. En el centro Salvador Allende rodeado por filas interminables de nombres a diestra y siniestra. Mientras mi mirada recorría aquellas inscripciones escuchaba sus voces gritando todavía, algunos eran gritos de guerra, otros exclamando sus ideales, varios más pidiendo misericordia. Me encontraba nerviosa ante sus declaraciones, ya las conocía de antes, pero nunca las había escuchado así, resonando tan fuerte y claro a través de las tumbas.

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